Habana Secreta / Julio 2014 por Janet Ortiz Vian
En lo más íntimo de una sensibilidad entrenada por la poesía y la música, nacen estos cuadros. Su autora, Silvia Rodríguez Rivero, abrasada por una pasión ardiente como esas que solo despierta los trances del amor, ha descubierto la magia del lenguaje pictórico y se ha propuesto sin prejuicios conquistarlo. Es auténtica su entrega, lo cual explica el misterio de su fiebre creativa y su necesidad imperiosa de expresarse.
Por: Janet Ortiz Vian
Julio/2014
Recuerda alegremente.
Adagio chino
Bajo el título de “Habana Secreta” un conjunto de dieciocho piezas nos provocan. Hay muchas maneras de descubrir y develar los enigmas de la bella Habana. Aún quien no la conoce desea vivir esa aventura. Donde se ocultan las referencias que pudieran ayudarnos a reconocer el inequívoco perfil de nuestra entrañable capital? Ahí radica el secreto. No se trata simplemente de algunas representaciones del malecón o del bucólico paisaje de su bosque ni de la descripción de los tradicionales ritos, costumbres, íconos o símbolos que adora su gente. Son las evocaciones de experiencias de vida que están presentes en la memoria colectiva de sus contemporáneos, cuando exaltados compartíamos una lectura, los versos de un inacabado poema o la última canción. Podría pensarse con razón que eso lo han hecho los jóvenes siempre, en cualquier época, en cualquier ciudad, pero estas historias pictóricas de Silvia nos pertenecen, laten en nuestro recuerdo como un eco y pulsan nuestras más recónditas e inefables emociones, esas que nos hacen vibrar cada vez que pronunciamos el nombre de esta ciudad.