Eusebio es un trazo muy importante en mi pintura
Momentos de la inauguración de “Complicidades”, con la presencia del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, entre otras personalidades.
Conversando en tiempos de Covid
Por: Estrella Díaz
15 de Septiembre de 2020
Fuente: ON CUBA
Momentos de la inauguración de “Complicidades”, con la presencia del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, entre otras personalidades. Foto: Julio Larramendi
Silvia R. Rivero y José María Vitier rinden homenaje a Eusebio Leal Spengler. Les unen a él años de amistad, de admiración. “Complicidades” de todo tipo. Así llamó a la exposición que inauguró este viernes 13 de noviembre, la artista de la plástica cubana.
Minutos tras finalizar el concierto que ofreciera su esposo, el músico y compositor cubano José María Vitier en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, abrieron las puertas de la galería Carmen Montilla. Ambas son las primeras acciones en homenaje al aniversario 501 de la fundación de La Habana y también tributos al Historiador de la Ciudad.
Sobre la cercanía con el Historiador, y el impulso que llevó a la celebración de esta muestra, sencilla pero vibrante, Habana Radio conversó con Silvia R. Rivero.
¿Cómo era el Eusebio Leal que usted conoció?
Eusebio es familia. Aun cuando no nos veíamos seguido. No teníamos a veces el tiempo o la posibilidad; sin embargo la amistad era sólida entre nosotros. Nunca estuvimos preparados para su ausencia. Es como si faltara una pared, algo muy sólido dentro de nuestros cariños, de nuestros afectos, que es lo que nos forma. No somos más allá de nuestros afectos y pasiones, y él era una pasión.
Esa admiración que uno siente, esa fortuna de coincidir con algunas personas en la vida, eso era Eusebio para nosotros. Cuando aparecía en la casa todo era alegría, sorpresa, siempre inesperado. La familia entera se sentaba a escucharlo, aunque narrara historias que ya conocíamos, disfrutábamos cada momento.
Un hombre absolutamente singular, de una gran consecuencia en sus principios. Entre lo que pensaba, cómo vivía y lo que hacía hay una solidez, sin quiebras ni rajaduras. Eso no es fácil de encontrar y más en alguien que tuvo la posibilidad de hacer, que contaba con cierto poder; pero en su persona, por lo menos nosotros, nunca le vimos una grieta.
Muy simpático. Las historias contadas por Eusebio, sus anécdotas, son irrepetibles. Muy seductor, todo por su sabiduría, su pericia y su forma seductora de contar la vida. Todo se convertía en algo importante a través de su mirada. Hablo de él en presente. No puedo hacerlo en pasado.
¿Cómo, de alguna forma, se relacionó el Historiador con su obra?
Todas las personas que conocemos y la vida misma van conformando nuestra sensibilidad. Esa es la influencia, el trazo, que los otros dejan en nuestra obra. Eusebio es un trazo muy importante en mi pintura.
A él le gustaban mucho mis retablos. Le regalé uno que se llama ‘Novia de la Ciudad’. Me honra mucho que lo tuviera en su cuarto, en la pequeña habitación en la que estuvo en su última etapa, junto a la cama. Es de las cosas que lo acompañó. Una pieza simpática porque el retrato del centro da vuelta, y yo le hice dos novias por si se aburría de una de ellas. Si te aburres de una, allí tienes la otra, porque ya nos conocemos. Esa pieza, en primer lugar, la quiero mucho, y en segundo, fue una felicidad que él me la pidiera. Eusebio me apoyó mucho. Saber que le gustaba lo que yo hacía, fue siempre un impulso (…) Le atraía ese mundo apasionado, esperanzador que yo reflejo en mis cuadros.